El vaginismo es una de las disfunciones sexuales que más afectan a las mujeres. Los músculos de la vagina se contraen involuntariamente en el momento de la penetración y la hacen imposible, o muy dolorosa. Existe solución, eso sí, con práctica y mucho tacto.
Definición de vaginismo: "imposibilidad de realizar el acto sexual debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina." Se trata de un trastorno sexual que afecta a un alto porcentaje de mujeres, que poco a poco ha ido disminuyendo. Las causas son las siguientes:
Causas orgánicas:
- Cicatriz en la entrada de la vagina. Ésta puede ser consecuencia de un parto especialmente doloroso, un aborto, o incluso una violación.
- Insuficiencia hormonal. Se trata de una falta de estrógenos, parecida a la de las mujeres menopáusicas.
- Infecciones, enfermedades de transmisión sexual que provocan la inflamación de la vagina.
- Desodorantes íntimos que pueden llegar a irritar.
- Alergia al látex.
Causas psicológicas:
- Sentimiento de culpa. Muchas mujeres han sido educadas -y aún lo son en la actualidad- para sentir culpabilidad al experimentar placer. Por suerte, cada día son menos las mujeres que sufren una eduación en la que el sexo es un tabú, algo prohibido, peligroso, y sobre todo, inmoral. Ese sentimiento puede llegar a la magnitud de imposibilitar el coito. Por tanto, se hace necesaria una educación -sobre todo a los mujeres, aunque también a los hombres- en la que el sexo se entienda por fin como una actividad natural, propia del ser humano.
- Disgusto por el sexo. Puede estar ocasionado por alguna experiencia traumática -no sólo el abuso, también una primera vez algo accidentada- o por el tema de la educación que hemos mencionado en el punto anterior. La agresividad en el acto sexual mal manejada también puede causar la contracción de los músculos.
- Ignorancia de la anatomía. Si no conocemos nuestro cuerpo ni el de nuestra pareja, puede aparecer ese miedo a lo desconocido, que desencadenaría en fracasos en las primeras experiencias sexuales que multipliquen los efectos del trastorno.
- Miedo al embarazo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la contracción que imposibilita la penetración no es en ningún caso voluntaria, es un acto reflejo; es importante tener esto presente, si culpabilizamos a la pareja es peor, el vaginismo es al fin y al cabo el miedo a la penetración, y lo culpa no puede hacer nada más que aumentar el miedo. La cooperación de la pareja es fundamental, el vaginismo es un trastorno cuya solución depende de los dos. Por ello, aquí os dejamos algunos consexos prácticos para resolverlo cuanto antes y poder disfrutar de una vida sexual plena:
- Primero, y antes de todo, la mujer debería empezar a explorar su vagina, se puede hacer con ayuda de un espejo. Es fundamental conocer el propio cuerpo, pero también el del compañero. Lo más indicado para empezar es el juego con el cuerpo de la pareja, hasta tomar conciencia de que el pene y la vagina son órganos que encajan, naturales, y que ello no tiene por qué producir dolor, empezando porque la vagina no tiene terminaciones nerviosas para transmitirlo.
- A veces con la información es suficiente para solucionar el vaginismo. Aún así, desde Consexos Prácticos recomendamos la visita al sexólogo. Es fundamental que acudan los dos juntos y sean sinceros, es un trastorno para el que la solución parte tanto de la mujer como del hombre, y no es en ningún caso un problema independiente. Si la mujer se siente comprendida por el hombre el tratamiento evolucionará de forma mucho más favorable.
- Existen métodos relacionados con la hipnosis y la aceptación gradual de imágenes que habitualmente producen ansiedad, con la meta de que la mujer acabe aceptando la penetración. Este método es sobre todo aconsejable en los casos de vaginismo causado por miedos o fobias.
- Otro método consiste en la desensabilización mediante el tacto vaginal. Los tampones son una buena herramienta para empezar, o el tacto vaginal por parte de la pareja. Se trata de conseguir que poco a poco, el dolor desaparezca, sólo entonces sería posible la penetración.
- Se pueden utilizar también dilatadores vaginales. Se irá aumentando el tamaño hasta llegar al de un dilatador de tamaño semejante al del pene, y será entonces cuando se pueda realizar el coito. Pero para ello es siempre imprescindible la lubricación.
Os dejamos con un vídeo informativo sobre más tratamientos del vaginismo:
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