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martes, 5 de mayo de 2009

Luto en el Barrio Rojo


El Sol vuelve a ponerse, un día más, en Warmoestraat, la calle central del famoso Barrio Rojo de Amsterdam. Los bares están abiertos y repletos de curiosos turistas y clientes históricos de la prostitución. Pero en el aire se respira un cierto sabor amargo, el rechazo casi puede tocarse en los escaparates de las prostitutas; el Ayuntamiento ya no las quiere.

El Barrio Rojo está de luto desde el pasado diciembre, cuando el Ayuntamiento de Amsterdam hizo público su proyecto de cerrar, en el plazo máximo de diez años, la mayoría de los escaparates dedicados a la prostitución. Desde entonces, distintas iniciativas han ido llenando las calles de nuevas propuestas que comen terreno a las prostitutas; la última, Redlight Art (en inglés).

Algunos clientes miran extrañados a algunos de los míticos escaparates. Están tapados desde hace algunos días y sus luces rojas apagadas. El proyecto Redlight Art y sus variantes, Redlight Fashion (en inglés) y Redlight Design (en inglés), ha comenzado a extenderse por el barrio. Pero ¿en qué consiste el proyecto? Artistas seleccionados residirán en los antiguos burdeles -acondicionados para la ocasión- y los utilizarán como inspiración para su arte.

Hay reacciones para todos los gustos. Amsterdam era el paradigma de la libertad sexual, y para muchos esta libertad está siendo coartada; aunque la prostitución no pretende ser eliminada, sí será reducida a las calles Oude Niewstraar y Oudezijds Achterburgwal (ver mapa), bajo condiciones estrictas. Los clientes, aún delante de los escaparates cerrados, no parecen estar de acuerdo con esta reducción de la oferta.

Los vecinos tienen una opinión bien distinta. La libertad sexual, vigente en todo Países Bajos, pero restringida al Barrio Rojo en Amsterdam, es para ellos un eufemismo. Bajo el manto de la prostitución legal se esconden casos de proxenetismo, además del tráfico de drogas y distintas formas de violencia. Contra todo ello pretende luchar el Ayuntamiento, que establecerá controles para que la prostitución en estas calles sea la que ampara la ley.

¿Y el turismo? El Barrio Rojo es uno de los atractivos turísticos principales de la ciudad, junto al queso, los coffee shops o la historia de Ana Frank. Para evitar que las profecías de los más agoreros, se han puesto en marcha proyectos como los comentados antes, que mantendrían la afluencia de turistas, lo que no contentaría tanto a los clientes. Algunos se muestran furiosos cuando ven que ante sus ojos cae el paraíso sexual -legal en su mayoría- del que disfrutaban hasta ahora.

Pase lo que pase dentro de diez años, el Barrio Rojo apaga sus cada día menos numerosas luces rojas antes de que el Sol vuelva a llenar de flores y biciletas las calles de la Venecia del Norte, como cada día desde 1911. Los clientes salen de los burdeles que siguen en funcionamiento y regresan a casa. Los escaparates se cierran y poco a poco, las prostitutas van desfilando hacia sus hogares después de una noche de trabajo, quizá cada día más amenazada.

Los trabajos de acondicionamiento de los burdeles para los artistas vuelven a ponerse en marcha, y en contra de la mirada de los históricos clientes, los turistas se acercan al barrio, ahora de día, y con su curiosa mirada inspeccionan qué es eso que está cambiando las viejas costumbres del bohemio e ilustre Barrio Rojo.

Os dejamos con un paseo virtual por las calles aún fecundadas de rojas luces...